Las nuevas drogas contra el alcoholismo.
Las recientes investigaciones que la biopsiquiatría ha desarrollado en torno a las bases biológicas del alcoholismo, han conducido a que se tenga una mejor comprensión de los mecanismos neuroquímicos que son responsables de los síntomas principales de la adicción al alcohol, como la tolerancia, el síndrome de supresión, la apetencia intensa y la insaciabilidad que se traduce en una compulsión incontrolable por seguir bebiendo. —Elizondo López.1
En esta misma columna ya hemos escrito sobre el tema (“¿Cómo se enferma el cerebro de los adictos?” Addictus, # 3, Julio-Agosto 1994), donde se exponen las principales evidencias del substratum fisiopatológico de los trastornos adictivos y finaliza dicho artículo con una interesante consideración: “…cuando se sintetice una substancia lo suficientemente poderosa, que tenga efectos análogos a la endorfina, pero que no cause adicción, ese día la medicina podrá anunciar que ha descubierto el remedio para la curación de las enfermedades adictivas”.
Las recientes investigaciones que la biopsiquiatría ha desarrollado en torno a las bases biológicas del alcoholismo, han conducido a que se tenga una mejor comprensión de los mecanismos neuroquímicos que son responsables de los síntomas principales de la adicción al alcohol, como la tolerancia, el síndrome de supresión, la apetencia intensa y la insaciabilidad que se traduce en una compulsión incontrolable por seguir bebiendo. —Elizondo López.
En esta misma columna ya hemos escrito sobre el tema (“¿Cómo se enferma el cerebro de los adictos?” Addictus, # 3, Julio-Agosto 1994), donde se exponen las principales evidencias del substratum fisiopatológico de los trastornos adictivos y finaliza dicho artículo con una interesante consideración: “…cuando se sintetice una substancia lo suficientemente poderosa, que tenga efectos análogos a la endorfina, pero que no cause adicción, ese día la medicina podrá anunciar que ha descubierto el remedio para la curación de las enfermedades adictivas”.
- Elizondo López (1995). ↩︎